Los cánones periodísticos aconsejan que el titular del artículo recoja una idea llamativa y de rabiosa actualidad. Me temo que, por esta vez, no cumpliremos ni con la una ni con la otra, porque la ausencia de promoción entre el profesorado de la universidad pública española ni es de actualidad ni creo que le importe a mucha gente. La poca actualidad se la da el hecho de que esta falta de promoción real entre el PDI (personal docente e investigador) universitario se viene dando desde el año 2012, cuando el Gobierno actual, el de los recortes en casi todo lo público, decidió vía decreto-ley (uy, ¡qué casualidad! y en el BOE de 30 de diciembre de 2011) la congelación a la contratación de empleo público como medida de contención del déficit público en nuestro país. La escasa atención que suscita el tema es porque, al fin y al cabo, el profesorado universitario es una panda de privilegiados endogámicos, acomodados e insostenibles. Demasiado lejos han llegado ya con ser funcionarios y no dar un palo al agua como para que encima quieran promocionar como el resto de los funcionarios del Estado (jueces, inspectores de Hacienda, abogados del estado, militares, …).
Si a pesar de mi mal titular sigues con interés la lectura de este post, trataré de explicar, por si te interesa, el trato discriminatorio que se les está dando al cuerpo de profesores de universidad tras la imposición por parte del Gobierno de una promoción supeditada a la llamada tasa de reposición. Esto supone que, para promocionar en la universidad pública española, los docentes fijos y funcionarios solo podrán ascender (promocionar) en su carrera en función de las jubilaciones y defunciones que se produzcan entre sus compañeros/as. Y esto, independientemente de que vayan alcanzando los méritos, probados mediante un duro sistema de acreditación en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA-Acredita), en donde una comisión de expertos, ajenos a la universidad de origen del candidato, tras evaluar sus méritos docentes, investigadores y de gestión, es la que otorga o deniega el certificado de acreditación para la categoría superior a la que pretende promocionar.
La tasa de reposición ha sido para los años 2012-2014 del 10%, lo que significa que por cada diez profesores que se jubilan, fallecen o abandonan la universidad, solo se permite la promoción a categoría superior de uno, lo que implica la pérdida de nueve puestos de profesores universitarios. La tasa de reposición del 10% ha supuesto en la realidad una tasa de pérdida de empleo de profesorado universitario del 90% al perderse 9 de cada 10 profesores que se han jubilado o fallecido en la universidad pública española en estos tres años . En el 2015, año electoral por excelencia, el Gobierno ha suavizado la tasa de reposición elevándola hasta el 50% (LGPE 2015). Sin embargo, en este tasa ha incorporado, no solo la promoción a los cuerpos docentes funcionarios -profesor titular de universidad (TU) y catedrático de universidad (CU)-, sino que ha incluido e incluso reservado parte de esta tasa para que se consuma en la contratación de profesorado contratado doctor (PCD), figura de personal laboral fijo en la universidad.
Que las ofertas de empleo público en estos años en las universidades españolas hayan sido exiguas por la aplicación de esta tasa de reposición, además de significar la pérdida de personal docente en la universidad publica en este periodo ha supuesto vulnerar el derecho a la promoción de todo empleado público reconocido en el art 14. c del Estatuto Básico del Empleado Público (Ley 7/2007 EBEP). El incumplimiento de esta norma, con rango superior a la del decreto ley que limita el derecho a la promoción, ya ha sido denunciado ante los tribunales de justicia por algunas organizaciones sindicales. Además, algunas impugnaciones realizadas desde el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de plazas convocadas por diferentes universidades que no aplicaban la restrictiva tasa de reposición, están siendo resueltas favorablemente por los Tribunales Superiores de Justicia dando la razón a las universidades (STSJ Navarra de 18.6.2014, entre otras) y considerando fuera de derecho el uso de esta tasa para la promoción interna del profesorado. Este hecho abre una cierta luz hacia un camino que se ha convertido en muy oscuro para los miles de profesores universitarios acreditados para plazas de TU y CU que desde el año 2012 y siguientes esperan una merecida y justa promoción en su carrera universitaria.
Esperemos que en los próximos meses, y si se confirman los datos macro-económicos positivos, la excusa del recorte presupuestario no les sirva a este o posteriores gobiernos para seguir minando las posibilidades de promoción de un cuerpo de funcionarios, tratado de forma discriminada respecto a otros funcionarios del Estado, cuya promoción depende de sus méritos y de las necesidades de la propia administración en la que desarrollan su función, y no de restrictivas fórmulas asociadas a la pérdida de puestos docentes en la universidad pública española. Pero mucho me temo que la excusa económica de los recortes a la contratación pretende camuflar una intención, ya más que demostrada por este Gobierno y su tándem ministerial (Wert-Gomendio), de desmantelar la universidad pública a la que irá agotando por desgaste y a cuyo profesorado irá abatiendo y desmotivando ante la ausencia de promoción y estabilidad.
Si además saben que a este colectivo se le puede golpear (LOU, LOMLOU, Plan Bolonia, decretos recortadores, 3+2,…) y sigue adormecido, encajando cada golpe con una tímida reacción, encerrado en sus despachos fabricando JCRs y sin demostrar una verdadera conciencia del ataque que nuestra institución está recibiendo, muy fácil lo van a tener para seguir recortando y debilitando la universidad pública, en la que no solo no se podrá promocionar, sino ni siquiera sobrevivir. Esta actitud de resignación, a veces te lleva a pensar que han sido tantos los golpes y tantos los cambios sufridos que al profesorado no les hace falta promocionar para seguir dando todo, cada día, por esta universidad pública que languidece.
Foto Portada: Archivo del Departamento de Periodismo II. Universidad de Sevilla
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